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DE(S)ARRAIGOS. Una mirada cromática al destierro emocional
Lic. Mariana Rodríguez Iglesias
En Salta, Guadalupe Plaza Petersen es recordada por obras anteriores en las que cruzaba audazmente una cuidada fotografía, con una performance de alto impacto visual. Su cuerpo, ella presente, rodeada de animales, del polvo del establo y otros elementos de la tierra son una constante en sus obras previas. Lo autorreferencial y lo estético supieron potenciarse y constituir en el lugar común de sus obras (así como en aquello que la hace tan especial y única, en su identidad como artista). En esta serie, que estamos presentando para A2000 se evidencia un corrimiento, un vuelco. La artista parece haber tomado distancia para hablarnos con símbolos que ya no son ocupados su cuerpo, aunque sigamos rodeando su historia personal.
Alejarse. Alejarse en términos concretos porque esta obra fue concebida durante su estadía en Calabria, Italia. Y porque allí, rodeada de la belleza rústica de un zona agrícola, bautizada en tiempos de griegos con el nombre de Kalon-brion (traducible al español como (Hago surgir el bien) aparece este escenario idealmente fértil en donde creció la serie presente titulada De(s)arraigo.
De(s)arraigo nos habla muy directamente de la situación de extrañamiento y anhelo de la artista, transportada físicamente a Italia, pero conectada muy emocionalmente con la Argentina. Y aunque su cuerpo no esté, aunque haya modificado esa constante de sus obras anteriores, esta obra es tal vez más autorreferencial que las anteriores. Las vacas y cabritas son las embajadoras del "esta ahí" de la artista. Son ellas con sus ojos saltones o su pastar impávido símbolos de una epifania. Símbolos de la manifestación de una idea provocada y perseguida por su promesa auxiliadora. Cuando la tristeza y la ansiedad por volver alcanzaban niveles insoportobles, Guadalupe tuvo el enorme coraje de cambiar el signo tanta energía negativa. Aprendió en sus performances anteriores que la sublimación estética de lo emocionalmente insoportable promete redención y articula la cura.
No en vano la serie se aloja pasajeramente en el hall de un aeropuerto. Lo que vemos hoy en A200 para un público que probablemente entienda bien lo que significa no tener raíz, es una obra con aires pop, realizada en tonalidades llamativas que nos hablan más de la urgencia de una necesidad, de un llegar a la superficie con rapidez, que de una operación meramente visual. Los animales retratados y deformados con tomas de "ojo de pez" son animales argentinos reinsertados en paisajes del sur de Italia. Por supuesto que esto a simple vista no se ve. Como nos suele pasar con los dolores que más mella hacen en nosotros, los que más nos cuesta exteriorizar. Entonces, dos fuerzas se contradicen y luchan en esta obra. Una muy pulsante y vibrante: la fuerza de lo estético, el color, el tono pop de sus obras; versus, el relato autorreferencial y soterrado del sentirse sin raíz, expulsado y separado de su origen. En arte contemporáneo, como nos enseña el filósofo de arte Arthur Danto, ya no se puede asumir una actitud según la cual todo lo pertinente para la apreciación de una obra está idealmente al alcance del ojo del espectador; ya no puede pensarse que uno va a interpretar y valorar una obra únicamente con aquello que el ojo puede verificar. Al arte contemporáneo se lo disfruta con el aporte de este tipo de textos, de los relatos del artista, de los detalles de construcción de la obra, básicamente, en el entramado del contexto social e histórico (ya sea en términos del individuo artista, como de la sociedad en general). Es por eso que la obra De(s)arraigo de Guadalupe Plaza Petersen, expuesta hasta 29 de agosto en A2000 es un claro ejemplo de los nuevos caminos que debe andar el espectador de arte contemporáneo para disfrutar una obra, para dejarse modificar por ella, para penetrar en su mundo.
Lic. Mariana Rodríguez Iglesias
Parque Chas, otoño 2011
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